Una mañana los rayos del sol me
despertaron, porque justamente su luz penetraba en mi rostro. Realmente
no quería despertar, y no porque deseará la muerte, sino porque cuando
duermo era la única manera de no sentir.
Así llegue a sentirme, en esos momentos en donde todo me dolía, el alma
se sentía cansada y mi mente no dejaba de hacerse preguntas sin
respuesta. Realmente no sabía que hacer, mi realidad era triste y vacía,
porque la mujer a quien había querido tanto, sí ese mujer a quien
había entregado todo, y por quien veía mi futuro a su lado, se había
marchado, así como el viento levanta con facilidad las hojas secas en
otoño. Realmente en ese momento no sabía porque lo había hecho, sin
embargo me sentía desprotegida. Y es que cuando estaba con ella me sentía
importante, fuerte, bonita.
No sé que paso, simplemente tenía que aceptar una realidad que no quería
ver, aceptar que mi pasado en eso había quedado y que no había forma de
regresar a ella.
A pesar de que tiene tiempo que ésto paso, me sigue costando trabajo
digerir con facilidad lo que pasó, no logro entender, así como cuando no
logras dormir porque piensas en muchas cosas.
Sigo sin entender porque te recuerdo en días nublados, o porque tus
recuerdos se vienen a mi mente cada final del dia, quizá es porque
era en ese momento cuando podíamos vernos, sin que nadie dijera nada, en
esos momentos donde podíamos salir sin preocuparnos de los proyectos que creabamos.
Hoy te sigo recordando y a veces desearía volver a vivir eso, pero YA NO
ESTÁ, JAMAS VOLVERÁ y eso es lo difícil de aceptar. No concibo esa idea
que para ti fue tal fácil de aceptar y disolver, pero no soy como tú. Y a pesar de todo es y serás siempre un hermoso recuerdo del cual no
quiero dejar de recordar, aunque sea triste para mi.
Te quiero mucho. Tu... tus sentimientos, tu ser, ... sigue adelante, sigue escribiendo, eres muy buena... aunque aveces quisiera que no escribieras tan triste y doloroso.
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